Puede que muchas veces hayas dicho que tu pareja te tiene a prueba de sustos y que tu novio ha hecho cosas tan absurdas que es imposible que te pueda asombrar, pero... y si cuando quedáis una noche para una romántica cena apareciera con una falda...¿te echarías las manos a la cabeza?
Hemos visto cientos de veces a los escoceses con una kilt, conocida como falda escocesa, pero lo cierto es que a todos nos costaría acostumbrarnos a ver al sexo masculino con una falda parecida a la que te compraste la semana pasada porque creías que te hacía tan femenina y atractiva.
Algunos han visto estas famosas kilts en televisión, otros , los más afortunados viajeros, las han podido ver en las calles de Reino Unido a muchos de sus ciudadanos llevándolas con total naturalidad para el asombro de los visitantes. Esa naturalidad se debe a que desde el siglo XVI es para los ingleses una prenda de vestir.
Sus orígenes se remontan al siglo VIII cuando los normados y vikingos conquistaron con sus “hermosas faldas” las islas británicas. En un principio las kilts eran un símbolo de los guerreros pero poco a poco se implantaron como símbolo del país hasta nuestros días.
Varios diseñadores han intentado de forma discreta hacernos ver en sus desfiles que en un futuro puede con vertirse en una moda. Pero al parecer, de momento a nadie le convence esta atrevida idea, aunque con lo innovadores que están siendo los jóvenes con su estilo, no es de extrañar que algún día no sepamos quien lleva los pantalones en casa.
Laura Navarro