lunes, 21 de diciembre de 2009

Ups!

Lo que son las cosas. La semana pasada tenía pensado un gran tema. Uno de esos que lees y te cambian la forma de ver la vida (nótese la ironía). Pero no, tenía que pasarme justo ahora. Una serie de bichitos malintencionados se hicieron con el control de mi ordenador y me fue imposible realizar mi cometido en este blog. Pero no os preocupéis, que ya está todo arreglado. O eso creo.

Cuando menos os lo esperéis, más.

María Donoso

lunes, 14 de diciembre de 2009

Un lujo cálido


Con posibilidades de chal o de bufanda, la pashmina es un complemento de uso múltiple: de buena mañana y enrollada al cuello como una serpiente, protege del frío; por la tarde, en el cocktail, es la pieza de abrigo ligera, desenfadada y sueva que coordina a la perfección con el vestido de fiesta. La pashmina no ha desfilado sobre las pasarelas: es un producto de la calle, del boca a boca, una pieza que comenzó a proliferar en círculos de la jet y ahora, por el efecto imitación, está en el cenit de su popularidad. Pero, ¿sabes qué es?

La autentica pashmina es un chal confeccionado con la lana más adosada al cuerpo (una especie de pelusa) de un tipo de cabra del Himalaya. Es sedosa y envolvente, y tiene especial éxito en tonos pastel.

Algunos comerciantes pueden intentar ocultar que sus prendas no contienen cachemir al etiquetar sus prendas con datos como "70% pashmina, 30% seda". Así intentan también escapar de las leyes de etiquetado alemanas y evitar multas. Las leyes de etiquetado no permiten el término pashmina como denominación textil. Pero el comportamiento de estos vendedores no los protege de ninguna manera de sanciones por fraude al consumidor.


Pero existe todavía un echarpe más lujoso, suave y raro por el que mueren los más exigentes: se llama shatoosh (pronunciado chatús), se elabora con el pelo de la barba de los machos cabrios del Himalaya, y su fina textura se reconoce porque puede pasar por el agujero de un anillo. Quién posee uno posee una joya, más hoy, cuando la venta ha sido prohibida y solo se encuentran en el mercado negro por no menos de 1.500 euros.
Quién pruebe su tacto ¡ya no podrá resistir el cashmere!

Laura Navarro

domingo, 6 de diciembre de 2009

Protocolo ¡por favor!


Tengo una sorpresa que darte...Este sábado te han invitado a un cocktail... ¡Horror! ¿Qué me pongo?

Este pensamiento se produce con frecuencia cuando debemos asistir a un evento especial.
Sabemos que no podemos ponernos lo primero que veamos en el armario y eso es precisamente lo que más nos preocupa, en concreto, a las mujeres porque conocemos la existencia de reglas básicas protocolarias en cuanto a indumentaria se refiere.
Esto denota hasta que punto la forma de vestir es a su vez un claro reflejo del saber estar, del respeto y de la educación.

Podemos ir con prendas que gusten más o menos a los asistentes, pero lo que no debemos olvidar es que lo primero es pensar que es lo correcto. Para el cocktail al que acabas de ser invitada, es necesario que asistas “de corto”, esto significa que debes ir con un vestido a la altura de las rodillas o justo por encima de estas. Cumpliendo esta norma, seguro, acertarás con lo que elijas, el resto ya depende de tu estilo personal.

Es tan cuidada la indumentaria de los altos cargo, las celebridades y por supuesto, de los miembros de las Casas Reales de todo el mundo, que cuentan con diversos asesores de imagen que velan por su buena reputación en cada acto que asistan.
Las miradas se dirigen hacia ellos y cualquier mínimo detalle sobre la vestimenta en un acto oficial puede ser juzgado y criticado duramente.

Hay quien, por el contrario, elige precisamente esa última opción como arma de atención ante el asombro de todos. Pongamos el caso en España sin ir más lejos de Pedro J.Ramírez y su esposa la diseñadora Ághata Ruiz de la Prada quién, conocida no precisamente por diseños discretos, decidió acudir nada más y nada menos al acto más importante del año, la boda del Príncipe Felipe, con uno de sus modelitos de llamativos colores y diseño tan característico.


Para más inri y por si no lograba ser el centro de atención suficientemente, lució los colores de la bandera republicana. ¿Sorprendidos?

Puede que si no se tratase de un acto tan importante y tan cuidado en cuanto a protocolo se refiere, opinemos que es un conjunto original y divertido, pero no era esa la ocasión. La realidad era que todos los invitados junto con la invitación a tan esperada ceremonia, recibieron una carta con las pautas a seguir tanto de vestuario como de maquillaje.

Sin duda, la próxima vez que recibas una invitación, antes de pensar cual será la firma que lucirás, piensa que es lo correcto para pasar desapercibida porque entonces sí iras adecuada para la ocasión.

Deja que sea tu elegancia y saber estar los que hagan que puedas brillar y...¡a disfrutar!



Laura Navarro

viernes, 4 de diciembre de 2009

Diferente época, mismas gafas

“Las Ray-Ban no te dejan ver las estrellas”, me dijo. Y fui incapaz de aguantar la risa. No sé por qué, pero una frase parecida a esa ya se la había oído antes al gran Quique González.

Podría decirse que era una chica con suerte. No siempre encuentras a un tipo que use Wayfarer, te las deje y encima te diga cosas así. La estrella la tengo al lado, pensé. Pero ese es otro tema.

A lo que vamos, ¿quién no se ha puesto alguna vez las gafas de sol de su padre? Sí. Lo habéis adivinado. Las del mío son las Ray-Ban Aviator y las Wayfarer. Estas últimas son el modelo de gafas más conocido a lo largo de toda la historia. Su particularidad reside en que fueron las primeras fabricadas con montura de plástico. Se hicieron famosas a raíz de su aparición en la película Desayuno con Diamantes en 1961, donde una espectacular Audrey Hepburn aparecía con unas Ray-Ban modelo caparazón de tortuga. Divinas.

A partir de entonces, personajes de toda índole las han llevado alguna vez. John F.Kennedy, Andy Warhol, Marilyn Monroe… Actualmente vuelven a ser tendencia, más aún si cabe. Todas las celebrities tienen al menos unas. En negro o marrón y también en azul, blanco, rosa, naranja o combinando dos colores. Hasta el mismísimo Robert Pattinson, el prota de la saga Crepúsculo, es entusiasta de este modelo; además del de Clubmaster, caracterizado por la ausencia de montura en la parte inferior.

¡Por cierto! Me he enamorado de unas Wayfarer moradas y blancas que aparecen en la página Web de Ray-Ban. Así que le diré a la estrella que ya sé qué quiero por Reyes. Sólo para que no se coma más la cabeza. Y a vosotros, ¿cuáles os gustan?

María Donoso

miércoles, 25 de noviembre de 2009

La vie en rouge

Rebuscas en ese cajón desastre de tu habitación pero no está. En el baño, tampoco. Te quedas pensando. ¿Dónde lo habré metido? Últimamente tus cosas parecen tener vida propia. Pero no, ahí está. Siempre ha estado en ese lugar, sólo que no lo recordabas. Entonces lo abres y lo deslizas sobre tu boca, intentando repartir el color sin salirte. Rojo. Carmín.

¿Por qué este tono? ¿Por qué no el de siempre? Será por todo ese rollo de la crisis. Dicen que las mujeres en tiempos de vacas flacas se pintan los labios de rojo ¿Pero qué digo? Puede que tanta economía me esté afectando.

Aunque, a lo mejor, hay algo de cierto en todo esto. Por poner un ejemplo, cuando se produjo la crisis de Estados Unidos en 1929, las ventas de pintalabios aumentaron considerablemente. En 2001, cuando se produjeron los ataques terroristas del 11-S, sucedió lo mismo. Esta relación entre la venta de barras de labios y los períodos de recesión económica es conocida entre los economistas como Lipstick Index y Leonard Lauder, hijo de la ya fallecida Estèe Lauder, fue su precursor.

En cuanto a la tonalidad, se prefieren gamas llamativas debido a que desvían la atención de la vestimenta, la cual se tiende a repetir más en épocas de apretarse el cinturón. Pero también se debe a que los tonos oscuros denotan seguridad y confianza. Celebridades como Marilyn Monroe o Coco Chanel lo sabían, y durante años han maquillado sus labios convirtiéndolos en el centro de todas las miradas.

Pese a todo, creo que es cuestión de encontrar tu color. Ése que mejor te va. Con tu personalidad, con tu estado de ánimo, con la ocasión. Crisis aparte, el rouge a lèvres siempre estará de moda.


María Donoso

lunes, 23 de noviembre de 2009

El tejido que nos une


A pesar de ser la prenda de vestir más utilizada y la única capaz de haber unido a seis generaciones seguidas, lo cierto es que pocos saben el origen de los vaqueros.

Como todo lo que ha llegado a hacer historia, los principios de los pantalones vaqueros nada tienen que ver con el uso que hoy día le damos utilizándolo prácticamente a diario tanto hombres como mujeres y que, dependiendo de su confección,podemos decir que es válido para cualquier ocasión.

El tejido duro que caracteriza al vaquero se creó en Turín en 1600. Sin embargo, fue el avispado judío nacido en Babiera llamado Levi Strauss quien comercializó con este tejido vendiéndolo a buen precio para cubrir los vagones de tren en 1850. Para ello, se desplazó hasta San Francisco en la época de la Fiebre del Oro en California con el objetivo de hacer fortuna ¡y qué fortuna hizo!...¿verdad?

Su astucia no quedó ahí, sino que pensó que este material era el más adecuado para ser utilizado por personas que desempeñaban trabajos pesados y manuales como eran los mineros, marineros y agricultores para guardar las herramientas. Más tarde se desplazó hasta la fábrica francesa De Nimes para reforzar la tela y es esta la causa de que los diseñadores lo llamen denim. Algo parecido a lo que le sucedió a la palabra jeans, cuyo origen etimológico procede de Génova, ciudad italiana donde también hubo gran producción de este material y que era llamada por sus habitantes Genes.

Fue en 1920 y tras la muerte de Levi Strauss, cuando sus sobrinos herederos registran Levi’s como marca comercial con las características que hoy día conocemos a los vaqueros de vestir.
Dicha prenda, ha marcado en la historia convirtiéndose incluso en vestuario de los norteamericanos en época de conflicto o como símbolo de rebeldía entre la juventud en los años 50.

Lo cierto es, que el señor Strauss jamás podría imaginar que la idea de implantar ese rudo tejido en los pantalones sería tan utilizado que nadie prescinde de él y que pudieran pasar de ser el uniforme de trabajo de los mineros a haber pisado con ellos las actrices de Hollywood la alfombra roja acompañándolos con las más sublimes joyas .

Laura Navarro

lunes, 16 de noviembre de 2009

Me quedo a cuadros


Puede que muchas veces hayas dicho que tu pareja te tiene a prueba de sustos y que tu novio ha hecho cosas tan absurdas que es imposible que te pueda asombrar, pero... y si cuando quedáis una noche para una romántica cena apareciera con una falda...¿te echarías las manos a la cabeza?

Hemos visto cientos de veces a los escoceses con una kilt, conocida como falda escocesa, pero lo cierto es que a todos nos costaría acostumbrarnos a ver al sexo masculino con una falda parecida a la que te compraste la semana pasada porque creías que te hacía tan femenina y atractiva.

Algunos han visto estas famosas kilts en televisión, otros , los más afortunados viajeros, las han podido ver en las calles de Reino Unido a muchos de sus ciudadanos llevándolas con total naturalidad para el asombro de los visitantes. Esa naturalidad se debe a que desde el siglo XVI es para los ingleses una prenda de vestir.

Sus orígenes se remontan al siglo VIII cuando los normados y vikingos conquistaron con sus “hermosas faldas” las islas británicas. En un principio las kilts eran un símbolo de los guerreros pero poco a poco se implantaron como símbolo del país hasta nuestros días.

Varios diseñadores han intentado de forma discreta hacernos ver en sus desfiles que en un futuro puede con vertirse en una moda. Pero al parecer, de momento a nadie le convence esta atrevida idea, aunque con lo innovadores que están siendo los jóvenes con su estilo, no es de extrañar que algún día no sepamos quien lleva los pantalones en casa.



Laura Navarro


Más por menos


Sol de mediodía y café con leche. Mientras, lees la revista del fin de semana que viene con el periódico. Otra más, piensas. Decenas de anuncios ocupan prácticamente la mitad de la publicación.

Pero hay uno que te llama la atención. Factory, uno de esos centros comerciales de moda outlet. Este término es un anglicismo que se utiliza para referirinos a la moda “fuera de temporada”. En estos comercios puedes encontrar ropa, complementos e incluso cosas para el hogar; y todo por un precio asequible y mucho más bajo que en otras tiendas.

Esta moda surgió en Estados Unidos y desde los años noventa se ha ido implantando en nuestro país. Siempre viene acompañada de firmas importantes y, a pesar de ello, mucha gente suele pensar que se trata de prendas que traen algún defecto de fábrica. Evidentemente, es falso. El único inconveniente de estos centros, es que los productos que ofrecen son stocks de la temporada pasada.

Además de Factory, puedes encontrar otros centros como Las Rozas Village o Main Outlet, donde también hay establecimientos para comer o tomar algo y pasar una agradable jornada de compras. ¡Así que ya tenéis plan para el fin de semana!

María Donoso

sábado, 7 de noviembre de 2009

Bienvenida con Diamantes

Es por la mañana y hace frío. Te duchas. El agua caliente se resbala entre tus pies mientras el vaho empaña los espejos. Después sigues con tu rutina. Un desayuno rápido con cafeína, espuma para el pelo y maquillaje sabiamente repartido.

Pero hoy no es un día cualquiera, hoy sabes que va a ser especial. Abres el armario y eliges esos pitillo que te sientan tan bien. También te permites los tacones de aguja que tanto te gustan pero que no sueles ponerte porque nunca encuentras la ocasión adecuada. Ésta lo es. El mundo se ve diferente desde esa altura. Tú misma te ves diferente.

De repente, escuchas de fondo la voz de Zahara cantando. El día que quiso parar siguió bañada en diamantes… Entonces recuerdas esa película de Audrey Hepburn en la que su único afán era tener vestidos de grandes diseñadores. Y sonríes.

Hoy empieza el cuento de hadas sólo que, esta vez, es real. Bienvenidos a Tacones del Pasado.


María Donoso