miércoles, 5 de mayo de 2010

El diablo se viste de Zara

El otro día volví a ver la película El diablo se viste de Prada, en la que una espectacular Meryl Streep lucía modelos de diseñadores como el que da nombre a la película, Gucci, Dior y un largo etcétera. Mientras que Anne Hathaway hacía de una becaria que se introduce en el mundo de la moda sólo por obtener un curriculum más brillante hasta que, poco a poco, se empieza a convertir en lo que ella siempre ha odiado: una esclava de la moda.


Esta película es la excusa perfecta para convertirse en el escaparate de los más exclusivos diseñadores, pero no todo el mundo puede acceder a ella y por ello el imperio de Amancio Ortega, Zara, es una buena opción.

La clave de esta firma está en imitar las propuestas de otros diseñadores. Aunque no creáis que Zara es la única que lo practica.

¿Prada o Zara?



¿Sergio Rossi o Stradivarius?



¿Gloria Ortiz o Mango?


Las cuestiones de plagio y copia están a la orden del día. Pero no sólo son objetivo las firmas más exclusivas. Hace dos años, Rocío Cañero, una estudiante de la Escuela Superior de Dibujo Profesional de Madrid, fue víctima de esta práctica (presuntamente, claro). Judgad vosotros mismos.



María Donoso

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